lunes, 15 de julio de 2013

Procrastinadores

Yo procrastino, tú procrastinas, el tiempo procrastina.
No fue hasta estar en presente la madurez cuando supe de la existencia de este vocablo que se ajusta a la piel de muchos de nosotros. Desconocí por mucho tiempo la palabra que expongo, que define fielmente, que me hace tropezar al pronunciarla y que ha llegado a ser uno de los rasgos más distintivos de la personalidad mediocre y extraña del siglo XXI.
"Dejar de hacer lo que uno debe, inventando cualquier excusa si la hubiera o ni aún habiendo" Defino así.
Mi sociedad procrastina también deja de actuar como debiera, dejamos los deberes siempre por hacer para mañana. Miramos de reojo y no con lupa, los sucesos de países alejados, creyendo que ellos se merecen lo que sufren y que aquí nosotros, cual oasis, estamos a salvo de cualquier desastre inventado por esa máquina maquiavélica llamada política. Creemos que aún no es tiempo de despertar ni de unirnos contra lo que está ocurriendo. Así vivimos en la pobreza y no en la miseria.
Escucho música para olvidar, para lavar mi cerebro de tanta porquería que almacena, creyendo por momentos que regreso a una inocencia imaginaría que nunca ¡maldita sea! debiera haber abandonado.