Tengo el firme propósito de
compartir este rato con ustedes,
exactamente el tiempo que les lleve leer esta confesión mía en el blog, sin hacer alusión alguna al
tema. ¿Que qué tema? Pues empezamos bien, ya me quieren tirar de la lengua.
Me gustaría rendir homenaje a
los 60 años y pico del primer cacharrito que los humanos pusieron a dar vueltas
alrededor de la tierra. El ‘Sputnik’ que los soviéticos lanzaron al espacio el
4 de octubre de 1957 supuso oficialmente el inicio de la carrera espacial, forzó
a EEUU a crear la NASA a todo correr y empujaría también a los yanquis a poner
en marcha cinco meses más tarde la Agencia de Proyectos de In vestigación
Avanzada (ARPA),que años después alumbraría una red de comunicación que fue
germen de internet. Todo eso hace ahora seis décadas, fíjense sus señorías. Se
habló mucho por entonces de aquel trasto esférico, del tamaño de una pelota
inflable de playa. Pesaba 83 kilos nada más, lo mismo que cualquier ciudadano con cierto sobrepeso que posterga un
día sí y otro también su inscripción en el gimnasio. Este cacharrito que emitía
ondas de radio,
recogía información sobre
la densidad de las capas altas de la atmósfera y poco más, aparte de
acojonar bastante a los
americanos. No duró mucho orbitando
alrededor de la
Tierra. La próxima vez que relate les tendré que contar la
historia de Sputnik
II, el de la perrita Laika (Era
rusa y se llamaba Laika ella era una pera muy normal… Mecano). Lo que sea para
seguir esquivando el tema.
¿Qué qué tema? Uf, qué cansinos
son ustedes.